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Vitrificación de óvulos.
Esta técnica hace posible la preservación de óvulos de manera confiable y con una mayor seguridad ya que a
diferencia de la técnica de congelación lenta en este procedimiento se evita la formación de cristales,
que condicionan daño en la célula preservada. Todo esto con el fin de que mantengan sus características
actuales a la espera de que llegue el momento en el que se desea utilizarlos.
Esta técnica tiene dos aplicaciones principales:
Por razones sociales.
La fertilidad decrece naturalmente con la edad. Hoy la vitrificación de óvulos permite detener la paulatina
pérdida de capacidad reproductiva de los óvulos y mantener las condiciones que presentaban al momento de
su extracción y vitrificación, durante el periodo de tiempo que la paciente lo desee. La edad recomendada
para este procedimiento es antes de los 35 años.
Por indicación médica.
Ciertos tratamientos pueden llegar a afectar de forma irreversible la fertilidad actual de los óvulos de
una mujer. El médico debe valorar si resulta oportuno aplicar esta técnica.
Existen diferentes enfermedades que pueden comprometer el futuro reproductivo de una mujer: procesos neoplásicos,
endometriosis, enfermedades autoinmunes o incluso cirugías por problemas benignos que podrían disminuir la
capacidad fértil y por tanto dificultar o impedir poder tener un hijo en el futuro.
Los tratamientos de todas estas enfermedades están evolucionando de forma importante, traduciéndose en una mayor
tasa de curación de los pacientes. Las neoplasias suelen desarrollarse a una edad avanzada, pero su prevalencia
en la infancia, adolescencia y en adultos jóvenes no es despreciable. En el caso de mujeres en edad fértil, o
pre-fértil, los tratamientos necesarios para curar la enfermedad (cirugía, quimioterapia, radioterapia o algunos
tratamientos inmunosupresores) pueden disminuir e incluso anular su capacidad para conseguir un futuro embarazo.
Cuando una mujer es diagnosticada de un problema, en lo primero que piensa es en curarse, pero los profesionales
de la sanidad debemos pensar que, cuando estas mujeres superen su problema de salud, muy probablemente desearán tener hijos.
El ovario es un órgano sensible, que puede ser dañado con algunos tratamientos farmacológicos, en especial los
utilizados en oncología. Una de las técnicas más probadas de preservación de la fertilidad es la congelación de
óvulos por vitrificación. Ésta permite que, una vez superada la enfermedad, la mujer pueda conseguir una gestación
con sus propios óvulos.
Este proceso consiste en estimular el desarrollo de varios folículos, con el fin de que, bajo sedación anestésica,
y por aspiración, obtengamos unos óvulos. A continuación, éstos se vitrifican y se conservan inalterados hasta que
la mujer haya completado el tratamiento de su enfermedad y desee tener un hijo.
Congelación de semen.
La congelación de semen es una técnica que permite preservar la fertilidad del hombre sin tiempo límite de
conservación para poder utilizarla en un futuro mediante técnicas de reproducción asistida.
Quienes está indicado:
Pacientes que tengan que realizar tratamientos que pueden reducir o anular su fertilidad (cirugía de testículo
o próstata, quimioterapia, radioterapia).
Dificultad en la obtención de la muestra destinada a tratamientos de reproducción asistida, tanto por causas
físicas (trastornos de la eyaculación), psicológicas (problemas para lograr o alcanzar la eyaculación así como
dificultad para el depósito de los espermas en la vagina), o por problemas para acudir a la clínica en lo días
indicados para el tratamiento.
Deterioro progresivo de la calidad de los espermatozoides por causa conocida o desconocida.
Oligoastenozoospermias (semen con baja cantidad de espermatozoides y movilidad reducida).
Previo a la realización de una vasectomía, por si en el futuro el paciente deseara ser padre.
Cómo es el procedimiento:
Preparación: Previo a la criopreservación será necesario determinar el riesgo infeccioso mediante extracción
sanguínea de VIH, sífilis y hepatitis B y C.
Obtención de la muestra: El paciente acudirá personalmente a la clínica para obtener la muestra seminal.
Se aconseja una abstinencia de entre 3 y 5 días.
Análisis: La muestra se analiza en el laboratorio y se informa si es suficiente o si es necesario entregar
alguna muestra más para disponer de un número suficiente de espermatozoides.
Congelación: Si la muestra presenta la calidad óptima necesaria, se procederá a la congelación del semen.
La muestra se prepara con unos crioprotectores y se va descendiendo la temperatura hasta almacenarla en nitrógeno líquido, a -196ºC.